lunes, 5 de mayo de 2008

CARISMA y MISIÓN: ¡URGENCIA y AUDACIA!

¡CELEBREMOS Y RENOVEMOS NUESTRO ARDOR MISIONERO!

CONGRESO MISIONERO OFM DE AMÉRICA LATINA

SAN ANTONIO DE ARREDONDO – 14 AL 19 ABRIL, 2008
CÓRDOBA, ARGENTINA

Venidos de todas las entidades OFM de América Latina y de El Caribe, 130 frailes, 29 laicos (as), y 5 Hermanas franciscanas estuvimos reunidos en San Antonio de Arredondo, Córdoba, Argentina en un Congreso Misionero. Es el primero Congreso dedicado a la evangelización y misión promovido por la UCLAF y por la Secretaría General para la Evangelización de la Orden, con el apoyo solidario de Misión Central Franciscana (MZF). Contamos con la presencia y la palabra del Ministro general Fr. José Rodríguez Carballo, OFM.

El Congreso fue un momento fuerte de un camino ya iniciado en las Provincias y en las Conferencias. Celebrando la gracia de nuestros orígenes, nos preguntamos acerca del significado evangelizador y misionero de nuestra presencia en los diversos contextos en los que vivimos. Nos colocamos en sintonía con las Conferencias del CELAM, en especial con la de Aparecida, con el COMLA 8/ CAM 3 que se realizará el próximo mes de agosto del presente año en Quito (Ecuador), con el documento “El Evangelio nos desafía” del Consejo Plenario de la Orden que se celebró en Bahía (Brasil), a los 25 años de su publicación, con el camino que ha seguido la Orden en la celebración de la Gracia de los Orígenes (2008 – 2009).

¡Urgencia y audacia! es lo que hoy requieren de nosotros el carisma fundacional y el momento actual. Enraizados en Francisco de Asís e impulsados por la misión de evangelizar que Jesucristo nos confía, nos sentimos convocados a repensar nuestra presencia, urgidos por los nuevos y provocadores desafíos que nos interpelan de la realidad sociocultural y eclesial. Urge que renovemos nuestra opción vocacional en comunión con la Iglesia que en América Latina nos invita a un nuevo ardor misionero. Esto nos desafía a la conversión, a revisar desde nuestros puestos y desde nuestros modos de ser, a estar atentos a las interpelaciones de Dios. De esta manera, urgencia y audacia son exigidas para recrear y refundar nuestra misión evangelizadora.

1. Memoria histórica

Como protagonistas de la evangelización de América Latina, los Franciscanos se esmeraron, desde el inicio, para que los frailes misioneros vinieran bien preparados y para que su presencia fuera pacífica como corresponde a los verdaderos “apóstoles”; esto contrastó con el proyecto de los conquistadores. Los primeros misioneros se dedicaron a una evangelización integral: el anuncio, la catequesis y el cuidado social. Salvar el alma o cuidar el espíritu era acompañado con el cuidado del cuerpo y de la vida. Sin embargo, esto aconteció entre luces y sombras. Siempre que el anuncio del Evangelio llegó junto con la espada, con la sed por el oro y la ambición por el lucro, la presencia franciscano se tornó ambigua y contradictoria. Siempre que los franciscanos se destacaron por la fuerza profética, entonces fueron capaces de denunciar los abusos del sistema colonizador y de la conquista por medio de las armas, se hicieron próximos a los indígenas a través de una pedagogía de relación, de convivencia y del compartir. Tenemos bellos testimonios de Frailes que vivieron la misión con amor y pasión, defendiendo la dignidad de los indígenas, respetando y valorando su cultura. La expansión misionera se dio cuando los frailes vivieron con más radicalidad el Evangelio, expresado su opción por los pueblos indígenas. La pérdida de la utopía franciscana, el encerramiento o instalación de los Frailes, la institucionalización de la evangelización, el abandono de la radicalidad evangélica trajeron como consecuencia crisis y la perdida de vocaciones, como sucedió en varias zonas de América Latina durante los siglos XVIII y XIX. ¿Y hoy, dónde estamos?

2. Nuestra presencia hoy

a) Presencias tradicionales
En nuestros días, nuestra evangelización se realiza en diversos ámbitos que tradicionalmente forman parte de nuestra misión. Entre ellas podemos enumerar las parroquias urbanas y rurales, los santuarios, la educación y la pastoral educativa en todos los niveles, los medios de comunicación social, las misiones populares, las obras sociales asistenciales, la pastoral juvenil y vocacional, la asistencia a la OFS, JuFra y a los movimientos laicales. Estas presencias pueden ser asumidas como forma de conservación o como un camino abierto y participativo. Todas ellas nos desafían a re-situar nuestra misión evangelizadora.

b) Nuevas formas de presencia franciscana
Siguiendo la iluminación de la Iglesia y de la Orden se han venido asumiendo nuevas formas y nuevos espacios de evangelización tales como el asumir las Comunidades Eclesiales de Base, la inserción en las periferias de nuestras ciudades y en las situaciones de fractura social, con servicios diversos de pastoral y de solidaridad, con centros de formación, con nuestra presencia junto a los migrantes, juntos a los “sin tierra” en sus asentamientos o luchas por la tierra, junto a los indígenas, campesinos, familias pobres, pequeños propietarios, afro-descendientes, prisioneros, deficientes físicos, drogadictos, “desplazados”, niños, adolescentes y jóvenes, junto a las organizaciones sociales y movimientos populares. En estas y en otras realidades, la presencia franciscana muestra su vitalidad en la búsqueda de nuevos espacios de evangelización y nuevas formas de realización de la misión que brota de nuestro carisma. Así se busca estar entre los más pobres, con espíritu itinerante, cultivando la vida en su integridad.

c) Presencias en las misiones ad gentes
En América Latina, hay una expresiva presencia de los hermanos franciscanos en la misión ad gentes que es vivida en los Vicariatos Apostólicos, Prelaturas, Prefecturas, en medio de las comunidades indígenas y afro-descendientes. Existe también una presencia un tanto significativa en las misiones ad gentes de nuestra Orden, aunque esta presencia podría crecer más.

3. Desafíos que persisten
Muchos son los desafíos sentidos y vividos por nuestros Hermanos y nuestras Fraternidades. Entre las presencias tradicionalmente asumidas, se presenta como desafíos el persistente continuismo del modelo tradicional y la escasa creatividad, la falta de Frailes en las casas o conventos, la edad avanzada en las Fraternidades, la concentración de actividades sin la debida apertura a los laicos. En estas y en otras formas de presencia franciscana también se identifican problemas como el desnivel o la falta de articulación entre la formación inicial y la vida posterior, trayendo como consecuencia la alta deserción de hermanos en las etapas iniciales. La falta de un proyecto de evangelización dificulta, en algunas provincias, la integración de las presencias y de las actividades de los hermanos, y el interés en torno de un proyecto común. Nos sentimos igualmente desafiados a una profunda revisión de nuestras obras, con sus estructuras pesadas y difíciles de sustentar, consumiendo vidas y esfuerzos en mantener o perpetuar las mismas.

En el contexto religioso–eclesial, el desafío nos lleva a comprometernos con una Iglesia de comunión y sacramento del Reino que, en su interior, construya relaciones de igualdad y respeto entre pastores, laicos/as y religiosos/as, promoviendo el laicado para que tenga un lugar reconocido en la vida y en la misión eclesial y social, ejerciendo un papel de protagonismo. Además del horizonte social, es preciso valorar las riquezas culturales y espirituales de nuestros pueblos. En la medida que somos sensibles en asumir, como Fraternidades provinciales proyectos sociales de envergadura, seamos igualmente generosos en cultivar formas diversas de vivir la riqueza de nuestro carisma.

Nos sentimos urgidos a un constante dialogo intercultural, interreligioso, ecuménico, con respecto a los otros, en la sensibilidad y en la escucha de sus experiencias y valores humanos, socio culturales y religiosos. Se hace necesario la escucha y el diálogo con las subculturas, con los grupos minoritarios, con la juventud, a fin de conocer sus vivencias, sus lenguajes, su manera de ver y de vivir la realidad.

Persisten los desafíos que nos vienen directamente del mundo social, político y económico. Identificamos estructuras de empobrecimiento que mantienen y reproducen muchas situaciones de fractura social, de condiciones inhumanas de vida y de exclusión. Impera la lógica voraz del tener, una capitalización sin límites, que excluye y destruye vidas humanas y depreda la naturaleza. La mercantilización de la vida humana y de la naturaleza revela su “lógica” irrespetuosa y de devastación, priorizando el avance de biotecnologías que atentan contra la vida humana, del agro negocio, de las compañías mineras y madereras y de otros proyectos de explotación que agreden y hieren profundamente a la naturaleza.

Son igualmente numerosos los desafíos culturales y religiosos. La penetración de los medios de comunicación, la urbanización creciente, las nuevas tecnologías y el predominio de lo económico han influido fuertemente sobre nuestras familias y sobre nuestros pueblos. Se crea un contexto de relativizacion de los valores de las culturas locales, introduciendo nuevos patrones de comportamiento y vicios como el alcohol, la droga y una sexualidad desaforada, entre otros. La presencia de las Iglesias pentecostales, de los nuevos grupos religiosos, inclusive del islamismo, es otro fenómeno que interpela a nuestra evangelización. Son preocupantes los aspectos del fundamentalismo, de instrumentalizacion y promesas ilusorias por parte de diferentes grupos religiosos.

4. Provocaciones y estímulos a partir de nuestro carisma
Nosotros nos comprometemos como Fraternidad contemplativa de menores en misión. Hoy nos sentimos llamados a partir nuevamente de la misión que está en el corazón de la vocación franciscana. Como Hermanos Menores, somos todos misioneros; y la misión es la máxima expresión de la restitución a Dios de lo que hemos recibido. Somos misioneros en el sentido fundamental de “partir, dejar todo, salir de sí, quebrar la cima del egoísmo que nos encierra en nuestro propio yo. Para parar de dar vueltas alrededor de nosotros mismos, como si fuéramos el centro del mundo y de la vida…” (D. Hélder Câmara).

La misión ad gentes es el lugar privilegiado de la evangelización y exprime la vitalidad de nuestras Fraternidades provinciales. Animados por esta conciencia misionera, somos interpelados a abrirnos a la Fraternidad universal y a los llamados urgentes de la Amazonia, de los pueblos indígenas y afro-descendientes. La misión ad gentes se vuelve, de esta manera, como la clave de lectura de todos los aspectos de nuestra vida: nos lleva a renovar las motivaciones profundas de nuestra vocación, a redescubrir nuestro ser de “discípulos y misioneros” de Jesucristo, el enviado del Padre con la fuerza del Espíritu.

Impulsados por el Evangelio y desafiados por el nuevo contexto histórico, nos sentimos convocados a revisar nuestras formas de presencia y a colocarnos en actitud de escucha y conversión y de búsqueda de nuevas formas de evangelización, más itinerantes en una misión compartida con los laicos y laicas. También es urgente que vayamos al encuentro de los jóvenes, superando prejuicios, en actitud de acogida y de escucha de sus diferentes realidades asumiendo una clara opción por ellos. Nos sentimos interpelados a compartir nuestra misión con los laicos y laicas, con la OFS, JuFra y toda la Familia franciscana en una actitud de diálogo entre iguales, con diferentes formas de colaboración y alianza, no en función de necesidades y carencias, sino como valoración de las diferentes vocaciones existentes en la misma Familia carismática y en el mismo Pueblo de Dios. Esto también es válido para otros consagrados y consagradas, organizaciones sociales, movimientos populares y personas de buena voluntad.

¡“Nuestro claustro es el mundo”! Nuestro lugar es estar entre el pueblo, como ¡“Frailes del pueblo”¡ Hemos sido convocados a inspirarnos nuevamente del mensaje de “El Evangelio nos desafía” del CPO de Bahía, 1983. Este nos interpela a “ver y oír” a nuestro pueblo, a dejarnos evangelizar por los pobres y excluidos, con los ojos y el espíritu de Jesús y de Francisco. Nos invita a que seamos “hermanos menores” entre los pobres e instrumentos de justicia y paz, en una clara “opción preferencial por los pobres”. Esto urge a nuestras fraternidades a ser más misioneras y más consagradas en la vivencia y proclamación del Evangelio a partir de los pobres, sin dejarse amarrar por estructuras anacrónicas para estar en la vanguardia de la evangelización. (cf. nn. 17; 29; 39).

5. Líneas de acción: orientaciones y compromisos
Mirando el presente y el futuro de nuestra evangelización en América Latina y El Caribe y en apertura a la Fraternidad universal, profundicemos algunas de nuestras presencias, a través de oficinas, estando conscientes de la riqueza estando conscientes de la riqueza de tantas otras existentes en nuestro continente y en nuestras Fraternidades. A partir de los trabajos de esas oficinas, durante el Congreso misionero OFM de América Latina, llenos de esperanza y confianza en la acción del Espíritu Santo, asumimos las siguientes orientaciones y propuestas:

5.1. Orientaciones

a) Misión ad gentes:
Iniciar un proceso serio de reflexión para profundizar en el servicio misionero en América Latina y en la Orden, en unión y colaboración con laicos(as) de la OFS, JuFra, etc.

b) Nuestra opción por los pueblos indígenas y afro-descendientes
Hacer opción por los pueblos indígenas desde las perspectivas de los documentos eclesiales latinoamericanos, como proyectos concretos, en diálogo con ellos, teniendo en cuenta la defensa de su ser como persona, su historia, su cosmovisión, su territorio sagrado, su lengua y sus tradiciones.
Llevar a la Fraternidad provincial a hacer opción por los pueblos afro-descendientes, en particular con los más pobres, en una actitud abierta, clara en conciencia y actuación siempre en dialogo, sin desconocer ni subvalorar su cultura, defendiendo y denunciando los atropellos de que son victimas, permitiéndoles ser sujetos de su propio desarrollo y auto determinación.
Cultivar la formación franciscana en actitud de fidelidad, dialogo y respeto con las vocaciones indígenas y afro-descendientes, superando los preconceptos en relación con su cultura y a su modo de ser.

c) Nuestra presencia junto a los jóvenes
· Dar un testimonio coherente que exprese en gestos y palabras, la escucha, la paciencia y la proximidad desde la Fraternidad.
· Formar un equipo de frailes y laicos para el trabajo de pastoral juvenil, nombrando un hermano encargado de la pastoral de los jóvenes. Que este haga parte del Secretariado de Evangelización y Misión.
· Ofrecer a los frailes y laicos, solicitados para este servicio una formación integral, a ser posible a través de las Conferencias.
· Pensar en un proyecto de Pastoral Juvenil como itinerario que integre todas las dimensiones de la persona humana, los modos concretos de experiencia cristiana, como la oración personal y la celebración comunitaria, la vivencia fraterna, la misión y el servicio a los más pobres, asumiendo el acompañamiento personal como un medio privilegiado de ayuda al joven en el seguimiento de Jesús.
· Apoyar a los jóvenes más pobres en su búsqueda por la inclusión social a través del deporte, estudio, trabajo, etc.

d) Nuestro compromiso con JPIC
Respaldar en las provincias el servicio de JPIC y la comunicación efectiva con su animador, promoviendo la participación de todos los Hermanos, establecer un trabajo de colaboración entre las Secretarias de Formación, Evangelización y JPIC.
Articular en redes de comunicación y/o trabajo específico como la OFS–JuFra, la Familia Franciscana, y otras áreas similares de las Conferencias de religiosos/as, de la Iglesia y de la sociedad particularmente en las temáticas de justicia ambiental y de la no-violencia activa.

e) Nuestra presencia en el mundo de la ciudad
Buscar formas de entendimiento personalizado.
Fortalecer el protagonismo de los laicos(as).
Convertir las estructuras al servicio de la misión.
Dialogar y buscar formas de colaboración y alianzas con los laicos(as), preparados(as), con las fuerzas vivas de la ciudad, a favor de la vida y del Reino.
Optar por vivir en las periferias de las ciudades.
Capacitar a los hermanos para acompañar los trabajos específicos de la ciudad con la metodología de visitar, escuchar, comenzar, atender, organizar y celebrar.
Buscar presencias nuevas: prisiones, habitantes de la calle, y marginados de todas las especies.
Estar y permanecer con un espíritu nuevo y abierto en aquello que hacemos en las viejas y nuevas estructuras.

f) Nuestra presencia en la educación
Elaborar una nueva propuesta evangelizadora que ayude a pensar y elaborar un plano de evangelización provincial para los centros educativos con acentos propios a los nuevos contextos.
Traducir los elementos de JPIC para el ámbito educativo, acentuando la justicia como restitución y forma de establecer las nuevas relaciones con el cuerpo docente y como modelo ético que integren lo económico, lo ecológico y la visión de las relaciones sociales.
Promover el diálogo en sus distintas propuestas interculturales, interreligiosas y ecuménicas, ayudando en la aproximación con los diferentes actores institucionales y generando una cultura profética por ser acogedora, de escucha y de integración.
Aprovechar elementos del cuidado pastoral de las vocaciones para elaborar planos de acompañamiento y de formación de los agentes de pastoral.
Fortalecer la misión compartida con la comunidad educativa, incentivando un modelo de gestión franciscana y un modelo eclesial de comunión con dimensión profética y de anuncio del Reino.
Invertir prioritariamente en la dimensión evangelizadora de la educación, ofreciendo formación a los agentes de educación, material apropiado, vivencia religiosa creativa, a partir de la espiritualidad franciscana con la finalidad de crear sensibilidad por los excluidos, por la misión, y por la vida de oración.
Tener los siguientes acentos en la pastoral educativa:
-una pastoral personalizada que oriente a un proyecto de vida;
-vivencia religiosa creativa, partiendo del encuentro con los alumnos;
-formación de catequistas, educadores y directores en la espiritualidad franciscana;
-actividades que faciliten la vida contemplativa y la nueva sensibilidad social junto a los excluidos;
-recursos económicos para las actividades.

g) Pastoral parroquial
Renovar nuestra presencia evangelizadora y misionera en las parroquias:
-con relación a la dimensión fraterna, acentuar que la pastoral parroquial debe ser asumida por la Fraternidad. Con la presencia mínima de tres hermanos, con proyecto de vida fraterno y de evangelización, promoviendo una Eclesiología de comunión fraterna en sintonía con la Iglesia local;
-con relación a los laicos(as): acentuar una formación integral como discípulos(as) y misioneros(as) también en los valores franciscanos, otorgándoles espacio y protagonismo en todo los que les compete, apoyando a la OFS y a la JuFra y creando grupos misioneros franciscanos;
-con relación a la misión: asegurar una presencia real entre los alejados; promover el dialogo ecuménico e intercultural; inserirse en el mundo de la cultura y de la política y promover el primer anuncio a los bautizados no evangelizados;
-con relación a la pastoral social: acentuar la promoción y defensa de la dignidad humana, la solidaridad entre las parroquias y con la Provincia;
-con relación a la minoridad; acentuar que somos servidores y no dueños de las parroquias, que nos compete el ir y estar entre los más marginados;
-con relación a la conversión: acentuar la necesidad de una conversión personal de los Hermanos en formación inicial y permanente en lo que se refiere al concepto y gestión parroquial, de hecho, debemos ser evangelizadores y no burócratas ni funcionarios;
-con relación a la Fraternidad provincial: acentuar la necesidad de un trabajo orgánico que garantice la continuidad de procesos a través de un animador de las parroquias, que sea miembro del Secretariado de Evangelización provincial.

h) Nuestra actuación en los medios de comunicación social
· Capacitar a los hermanos para actuar en los medio de comunicación social, abrir centros de acopio para el uso positivo de Internet, radio y televisión. Incentivar a cada Entidad para que tenga su propia página de Internet, con la finalidad de facilitar las comunicaciones y vincular materias y áreas de evangelización.

i) Diálogo ecumênico e interreligioso
· Desarrollar la sensibilidad al diálogo en nuestras Entidades, haciendo presente, tanto en la formación inicial como en la permanente, en términos prácticos y teóricos, acogiendo los subsidios del Servicio de Diálogo de la Orden, participando en las instancias ecuménicas e interreligiosas de sus regiones, de celebraciones y de encuentros diversos, también en acciones de colaboración a favor de la vida, de promoción humana, de justicia, de paz e integridad de la creación.

j) Nuestra presencia en el mundo rural
· Establecer y sustentar Fraternidades insertas en el mundo rural que promuevan proyectos solidarios al servicio del desarrollo integral de los campesinos y empobrecidos.
· Crear en cada provincia un equipo de pastoral de la tierra, para que acompañe a los campesinos en la inculturación de la liturgia y de la catequesis.
· Crear en el mundo urbano la conciencia social de la contribución de los campesinos en relación a la ciudad y del apoyo técnico que esta puede dar al mundo rural.

5.2. Propuestas concretas
Estas propuestas serán llevadas a la próxima asamblea de la UCLAF para su estudio, apreciación y futura gestión. Algunas de las propuestas, independientemente de la aprobación o no por la UCLAF, pueden ser asumidas por más de alguna provincia o conferencia.

a. Misión ad gentes
Abrir una fraternidad interprovincial en América Latina, a semejanza de la Fraternidad interprovincial de Bruselas (Bélgica) y en colaboración con el Master de Evangelización del Instituto Teológico Franciscano de Petrópolis (Brasil), para preparar a los misioneros latinoamericanos para las misiones ad gentes, sea para la propia América Latina (vicariatos apostólicos, prelaturas, pueblos indígenas y pueblos afro-descendientes), sea para las misiones de la Orden.
Poner en práctica los instrumentos ya existentes de la Orden y previstos en los Estatutos Generales para la animación misionera en las Provincias, nombrando el Moderador para las misiones, distinto del Secretario para la evangelización; instituir un Consejo interprovincial para la evangelización misionera en la Conferencia; organizar la unión misionera franciscana; inserir la evangelización en la ratio formationis provinciae; animar a los misioneros laicos franciscanos, como OFS y JuFra.

b. Nuestra misión y nuestro compromiso en la Amazonia
Asumir las orientaciones y propuestas del Seminario de Manaos realizado en febrero del 2008, y contenidas en su Documento final, siendo conscientes de la importancia de la Amazonia para la humanidad, para todo el planeta y, por tanto, también para toda la Orden y para toda la Familia Franciscana.
Asumir, por parte de las Conferencias latinoamericanas, la Amazonia como una prioridad, involucrando a toda la Orden y haciendo un trabajo de sensibilización entre los Frailes.
Buscar alianzas más efectivas en conjunto con las congregaciones religiosas, organizaciones locales e internacionales, como Franciscans Internacional, Green Peace y otros.

c. Master en evangelización
Adherir al proyecto de una formación especializada en nuestras prácticas evangelizadoras y misioneras a través del Master de Evangelización en el Instituto Franciscano de Petrópolis (Brasil).

d. participación de los laicos y de las laicas
Dar a los laicos(as) mayores responsabilidades junto a nuestros proyectos evangelizadores y misioneros.
Acoger las capacidades profesionales de los laicos(as) para enriquecer el trabajo pastoral.
Dar valor a la mirada y reflexión que tienen los laicos(as) sobre la realidad y las personas.
Dar espacio y responsabilidad a los laicos(as) en la elaboración y ejecución de los proyectos evangelizadores y misioneros.
e. Nuestra presencia junto a los jóvenes
Realizar dos encuentros de jóvenes misioneros franciscanos: a nivel de Provincia en el año 2009 y a nivel Latinoamericano en el 2010.

f. Nuestra presencia en la educación
Elaborar un plano de evangelización para nuestros centros educativos, destacando: una política clara para nuestra presencia educativa, formación de los Frailes, agentes educativos, docentes y familia; y testimonio de los agentes evangelizadores en el mundo de la educación.

g. Nuestro compromiso con JPIC
Hacer una revisión y evaluación de las cinco decisiones de JPIC aprobadas en el Capítulo general del 2003, teniendo en cuenta su ejecución y profundización en las cuatro Conferencias de América Latina y El Caribe.

h. Diálogo ecuménico e interreligioso
Que las Entidades de América Latina y El Caribe tomen interés por el segundo Seminario sobre diálogo ecuménico e interreligioso en el contexto latinoamericano que se realizara en Colombia en el año 2009.
Nombrar un fraile para el servicio del diálogo en el Secretariado de Evangelización y Misiones.
Participar el los Cursos que la Fraternidad de Estambul ofrece cada año sobre el diálogo interreligioso y ecuménico.

Conclusión

Como Fraternidad contemplativa de menores en misión, fuimos convocados y acompañados por el Espíritu del Señor en este Congreso Misionero Latinoamericano. Tomamos conciencia de la urgencia de recrear, con lucidez y audacia, nuestra presencia evangelizadora y misionera. Fuimos sensibilizados a abrirnos a nuevas formas de encarnar la utopía franciscana, en actitud de discípulos y misioneros frente a los desafíos y nuevos escenarios en América Latina y El Caribe y de nuestra Fraternidad universal.

Invocamos la presencia de Nuestra Señora en sus diferentes nombres entre los pueblos de nuestro Continente Americano, de nuestro Padre San Francisco, de Santa Clara, y de nuestros Santos(as) y misioneros(as) para que nos acompañen en la celebración y renovación de nuestro ardor misionero.

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